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LA GRAN CAPACIDAD DE LA BECADA PARA RECUPERARSE DE LAS LESIONES DE CAZA
En una entrada previa titulada la Becada cirujana
traumatóloga, ya lo comprobamos con una fractura del tarso metatarso. Este es
un caso diferente.
Hace unos días el amigo Vicente Rodriguez , caza una becada.
Le llama la atención una
gran herida con sangre coagulada en el lado derecho de la pechuga y
una asimetría de aspecto comparada con el izquierdo ya que la zona está
deprimida.
Tiene interés en que la examine y me la trae. Detalle que le agradezco.
Es una becada adulta en muda completa. Está delgada con la
quilla esternal prominente y sin grasa en el pliegue cutáneo del cuello,
También se nota a la palpación la asimetría de ambos pectorales.
Esta es la imagen, que presenta una gran escara sobre el
pectoral derecho.
Escara, que levantamos con cuidado, apreciando un gran
coagulo de sangre ,bien organizado y duro, posiblemente de unos siete días con detritus
de tejidos blandos piel plumón y
musculo incluidos en él ,comprobando que
afecta a toda la porción superior del músculo pectoral derecho, por debajo de la
rama derecha de la horquilla esternal. Son notables las esquirlas óseas
Debajo queda un hueco, de más de 2 cm de profundidad.
Despegando la piel sobre el pectoral izquierdo encontramos
otra herida que atraviesa el
musculo. Es el agujero de entrada
del perdigón, que arrastró e introdujo en ella
dos plumas tectrices y otra de plumón. También un pequeño coagulo.
La gran diferencia entre la lesión producida por el perdigón
a la entrada y a la salida se debe, a que el perdigón impactó en el hueso cricoides, produciendo una fractura conminuta, dispersando y empujando las
esquirlas óseas contra el pectoral
opuesto, destruyendo tejido muscular y piel creando el gran boquete de salida, y
notable hemorragia, que pronto detuvo coágulo.
A pequeña escala, los efectos fueron similares a los de una bala explosiva en caza mayor.
Si el impacto del perdigón, hubiera sido un poco más arriba hubiera lesionado, corazón o grandes vasos, con muerte inmediata. Consiguió salir de este encuentro con el cazador , pero no del siguiente, que calculamos unos siete días después.
Otra semana más y la escara se hubiera desprendido, el boquete substituido por tejido cicatrizal y una vez recubierto de piel, tendría este aspecto
Y una vez regenerada y alisada la pluma este otro
Solo quedaría La escara
y las esquirlas oseas del hueso coracoides y esternón adheridas al coágulo desprendidas
y perdidas en el bosque.
Pero la becada si quedaría, con una experiencia más
para eludir la proximidad del cazador y del perro en el próximo
encuentro.
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